domingo, 23 de mayo de 2010

Las cosas dil mio figlio

        El otro día me cogió mi hijo en un renuncio, por sorpresa, estaba liada con la cabeza centrifugando cien mil cosas y agachada echándole sal al lavavajillas, (cuando la sangre se me agolpa toda en un sitio, soy "masculina" no doy pa más...y en esa postura, creo que la tenía toda un poco más abajo de donde se le agolpa a los hombres, en los tobillos...) "Dime algo en italiano, mamá, ¿te acuerdas?, tu me dijíste que en Turísmo, lo estudiaste, algo, corre", "¡ay, nene!, yo que sé, ahora no se me ocurre nada", insiste, "hija, por Dios, dime algo, lo que sea". "Al Pacino". ¡Ea!, y me quedé tan pancha, ¡Ahí quea eso!, a la mierda los cursos de italiano que me pagaba mi padre en la "Dante Alighieri" y no digamos lo que le costó Turísmo, ¿de qué me quejo de mi hijo?, no tengo perdón. Reconozco tener mucha ventaja con mi hijo y su "proceso de hominización", quiero decir, que como aun le queda para cuajarse, puedo dosificarle la información según me convenga. A veces. Claro. Porque este año, a principios de curso me vino con la preguntita de rigor: "Mamá, ¿qué es follar?". Estábamos en la cocina. Mi marido, que la hízo grande. Escribo de mi cocina, para las cabezas pensantes y subversivas que me consta, son muchas (me incluyo). Quiero decir, que en nuestra cocina se cuece todo (ya os lo dije con los peces), en todos los sentidos. Eran las tres de la tarde. Estábamos, el de la pregunta, o sea, Carlitos, Quique y yo. Quique paró ipso facto de comer macarrones (qué situación tan convencional y qué comida tan vulgar-y no tengo nada en contra de Italia, al contrario, me encanta- ante una pregunta gracias a la cuál el ser humano da sentido a la demografía...pero no quiero ponerme trascendental), no sé por qué, porque yo no híce ningun gesto ni ademán que hiciera ver que me había incomodado dicha pregunta. Quise tomarla como algo normal, "en su pertinente proceso de hominización", aunque no niego que me acordé del chiste de la abuelita, ése en que el nieto viene preguntándole: "Abuela, ¿como se llama cuando dos personas duermen una encima de la otra?", la abuela titubea un momento y decide hablarle al nieto con libertad, madurez y veteranía, "se llama tener sexo". El nieto se va de nuevo a jugar con sus amigos y al día siguiente cuando ve a la abuela, le dice: "Abuela, lo de ayer no era tener sexo, era LITERA y la profesora quiere hablar contigo...". Pues eso, que yo titubeé un poco pero finalmente, le expliqué a mi hijo. Le dije que no era "litera". "Ajáaa, con que esas tenemos, noooo??", y para rematar mi planteamiento hízo el típico gesto de meter y sacar el dedo índice de la mano derecha en el círculo de unión del índice y pulgar de la mano izquierda. Yo pensé, "vaya, se ve que lo ha captado"... A consecuencia de lo cuál, me llovieron otro chorro de preguntas un tanto surrealístas acompañadas de sus no menos comentarios surrealístas: "Y, tu, ¿lo has hecho con papá?" "Pues sí, Carlos, te he dicho que así se procrean los niños, sino, como crees que aparecísteis tu y tu hermano?", "Qué asco mamá, todo lleno de pipí..."
         Yo no salía de mi escombro. Me había imaginado hablándole a mi hijo de sexo, pero desde luego no delante de su hermano que tenía los ojos como platos y las orejas como "Snoopy", (es decir, estaba irreconocible), no delante de un plato de macarrones, no sola e indefensa ante aquella lluvia de preguntas sin sentido, sin pies ni cabeza (explícitamente miembros sexuales y solo miembros sexuales), sin preaviso, anestesia ni mas miramiento, no porque esto resulte tan dramático, sino por la percepción tan particular con que se toma las cosas mi hijo. Yo pensaba, "se lo tengo que explicar con sutileza y claridad porque lo mismo lo aboco a seminarísta que me pide una gabardina y una "esquina" lejos de una farola..."  Y tambien pensaba, "¿por qué cuando se necesita a los hombres nunca están?", bueno, pensaba en mi marido concretamente, no en cualquier hombre, claro. A lo mejor, desde el punto de vista masculino, hubiese tenido otro planteamiento, pero bueno, en seguida se me disipó la duda, lo imaginaba resolviendo el problema visionando una PELICULA PORNO con su hijo, ¡no podía creerlo! ¡Pero Carlos, por Dios, ¿cómo has podido?!, y antes de proseguir a vituperarlo, rebobinaba y me decía ¡SÓLO ES MI IMAGINACIÓN! ¡VUELVE EN TI!, de hecho, tantas situaciones se me pasaron por la cabeza que llegué a dar gracias de que mi marido, por suerte para los cuatro no estuviera allí. Me díje que si la situación había sobrevenido así era porque yo estaba capacitada para solucionarla. Los que me lean pueden pensar lo exagerado que resulta todo cuanto cuento pero todo es porque no quiero entrar en detalles de todo lo que se me preguntó, no quiero ver al director de ginecología del Virgen del Rocío en un aprieto como el mío, porque cuando sale de mi cocina, se hace un curso en CCC y se mete a peluquero. Yo no tenía conocimientos anatómicos, ni psicológicos, ni auditivos ante aquella sarta de barbaridades. Y la cosa es que yo me acuerdo cuando tuve su edad. Yo no sabía tanto. A mi me tenían enrollá con el viejo de los Alpes, la insulsa de Clara, venga a tragarme capítulos de Marco a ver si encontraba a la madre, cómo la íba a encontrar coño, si la buscaba en Argentina y al tiempo la vió Lydia Lozano con un negro en el Caribe?, pues eso, que a mi entre unas cosas y otras se me pasó el tiempo y cuando me vine a dar cuenta me quedé embarazada de Carlos, ¡en la piscina! como decían las antiguas, jajaja...No, en serio, ¡si mi padre hasta cambiaba de canal cuando anunciaban las compresas! ¡como pa preguntar en casa!, y recuerdo que mi madre, que era la más accesible era de las del grupo de mi hijo, "Mamá, ¿qué es el sexo?", "¡Qué va a ser hija, lo que tenemos en la cabeza y que a algunos les falla!, y ¡muchos que le he molido a ustedes en las papillas!", así, ¿quién se quedaba embarazá?, ¡pos nadie!...
        Una vez, estando en cuarto de primaria, estaba yo echada en la cama buscando un poco de tranquilidad con mis dolencias menstruales, se me puso pesado. Tenía ocho años o nueve a lo sumo. "mamá, qué te pasa", "mamá dímelo", "déjame, Carlos, me duele la barriga", insiste (sale a su padre), "pero qué parte de la barriga, por qué lado", "¿qué mas da?, me duele y ya está", "pero qué zona?, dímelo mamá, que yo he dado el cuerpo humano, y yo entiendo", "Vale. Te lo digo. Los ovarios. ¿contento?". "Buah!!, ¿y por eso estás tu así?, ¡qué tontería! ¡a mi me duelen de vez en cuando y yo tampoco me quejo tanto!". "Y tu me díces que has dado el cuerpo humano???, ¡ese éxamen lo suspenderías!".
         Por éste y por muchos otros motivos, extensísimos de contar, no me quedó nada claro que Carlitos hubiese asimilado la información de aquel día en medio de aquellos macarrones. Así que pensé, que en el momento que tuviera la más mínima oportunidad reforzaría sus conocimientos para que no se sintiera ignorante ante los niños de su edad que saben bastante más que él, a veces, hasta incluso que yo. Echaron una película que me encanta "Love Actually", y le propuse que la viera conmigo...

jueves, 20 de mayo de 2010

           Mi vida está abocada a los excesos. ¿Cuántos años llevo queriendo hacer régimen?. Desde el ·95, y aquí sigo. Pero es que no consigo la ayuda necesaria. Sí, voy a terapia con una psicóloga argentina, que nos díce que cuando nos acometan esos estados de enajenación estomacal, bebas agua y "aguantás como podés". A "guantás" me liaba yo con unos pocos en esos momentos, que es lo que nosotras en petit comité decimos, seguiríamos con los mismos kilos pero con mucho menos volumen a nuestro alrededor...
A ver, quién le ha dicho a mi hermano Antonio que se presente esta tarde con un papelón de caña de lomo que olía desde el campo del Sevilla (yo vivo a unos 300 metros), en toda la plenitud de esa enajenación y en plena ovulación, o sea en el cúlmen de mi triciclo menstrual, porque como soy tan barroca, yo no tengo ciclo, tengo triciclo. "Toma Mariquilla, que me he acordao de tí. Está buenísima". "Pero Antonio, por qué me haces esto?. Pa traer caña de lomo, trae marísco". "Y el marísco, qué pasa, que no engorda?". "Hombre, el marísco es agua". "Ya, ya. Pues abre el grifo y te comes un kilo gambas a mi salud"...
         Esta mañana he ído al banco. Había una cola descomunal. Delante mía SIETE personas, pero es que detrás, había ya lo menos diez. Al que estaba detrás mía lo llaman por teléfono: "No, ya voy a acabar, me quedan dos personas". Inmediatamente pienso, "Habráse visto?, pero este tío, de qué va?. Me está llamando gorda, no?, porque si no ve que delante mía hay siete...¡es que yo se las tapo!!!. En ese momento me contuve, y no me volví a desahogar mi enajenación estomacal transitoria en él porque me considero de buena familia y no me gusta dar escándalos...pero por qué esa contención no adelgaza?, o esa solidez con que aprisiono los arrebatos a que constantemente me somete mi familia, mas concretamente mi marido y mis hijos?, por qué esos "trabajos forzados" de "limar" asperezas no nos conducen a la libertad de un cuerpo exento de cárceles culinarias...??? Por qué, por qué?.
          Otro caso me pasó no hace mucho con mi marido. De esos de los de enajenación, esta vez, mental transitoria...De pronto pensé en mi cumpleaños y me agobié. "Por Dios, Carlos, no me creo que vaya a cumplir 39 años, es que no me lo creo, que ya estoy cerca de los 40, qué agobio, Virgen Santa" "Como que no los tienes. ¡Si los que cumplas van a ser 38, so loca!". Es verdad, me hízo las cuentas y era yo la confundida. Me dió tanta alegría, pensé, "pues nada más que por eso este año, tenemos que celebrarlo, en casa, con todo el mundo, verdad?", "¿Qué me vas a regalar??". "Pero, mujer, te parece poco. Acabo de encontrarte un año, hay mayor regalo que ése, eh?. Al final me vas a tener que regalar tu a mí, porque eso, no te lo esperabas...".
         Yo quiero mucho a mi marío. En realidad, no sé si lo quiero o me he acostumbrado a él. Nosotros somos la típica pareja que a todo el mundo divierte. Somos la versión real de escenas de matrimonio, esa serie de Jose Luís Moreno que se hízo popular contando los avatares de tres parejas: una de avanzada edad, otra de mediana y una pareja joven. Nosotros somos la mezcla de las tres, aunque ni que decir tiene, tiramos pa los extremos. Mi marido para el hombre de avanzada edad y yo para la joven (jaja). Puedo escribir de él con total libertad, con la seguridad de su desinterés y la imprudencia de su ignorancia. Está por un lado lo que él me díce:"Qué, ya estás escribiendo pa tus amigas, pa vuestro corrito, no?". Y lo que yo pienso: "No, cariño, estoy escribiendo pal mundo, para el infinito y más allááááá. Te desnudo, te muestro, te expongo, te enseño, te pongo al descubierto. Estamos en paz. Tu me dejas al descubierto en el banco, y yo en mi blog. Todo se reduce a la elegancia". Pues eso, salimos, tu lo escuchas como habla con tus amigos, en las reuniones, como, haciendo uso de la diplomacia y de una mente abierta a todas las sugerencias, es el portavoz de su familia, y te enrolla, te enrolla como si te estuviera dando un presupuesto (porque se dedica a las obras. A él le encanta llegar a una casa y una vez aceptado el presupuesto decir: "Cuando usted quiera, le metemos mano..." Si, si, es un truhán, es... mi marido...). Así lo conocí. Vino a darme un presupuesto. Le acepté el primero y como el segundo se me salía del mío, tuve que casarme con él. ¡Por lo que tiene que pasar una en la vida!. Menos mal, que a los presupuestos posteriores si he podido hacerles frente, sino, me veo desposándome a diestro y siniestro. Yo estoy segura de que la Preysler se ha visto en mis mismos aprietos, por eso ella ha tenido que ir por la vida así, ¡la pobre!. Creo que cuando Miguel Boyer le hízo la 1ª declaración y le salió a pagar, no tuvo mas remedio que casarse con él, justo lo que me pasó con mi Carlos. Tenemos vidas paralelas... A lo que íba, que vuelvo a divagar, que cuando lo ves tan resuelto, afable, con ese don de gentes, hablando con todos, y luego te lo traes pa casa y lo tienes pa ti sola, te preguntas: "¿Qué ha sido de él?, ¿dónde se ha quedado el resto?, porque lo que tengo en el sofá desparramado no tiene na que ver con lo de antes que estaba en la reunión. ¿O será que tengo que cambiarle la batería como a los móviles?. O aun peor, cambiarme de movil to los años y si es posible de "compañía", pa tener mejor "comunicación", poder estar en conversación muchas horas, que tenga $buen saldo$, que le dure y dure la batería y sobre todo TÁCTIL, que es lo que se lleva ahora... ¿o, no?, lo malo es que él me quiera cambiar por una PDA, o sea una PETARDA...

miércoles, 12 de mayo de 2010

        
          Que lo que sentí aquella noche
          no me traspase, ni me corrompa
          no me imagine protagonísta
          de otras historias.

          Que sin haber sentido tu contacto
          tengo estremecimientos nocturnos
          ritmos acelerados, oscuros nudos
          que entrelazan mis sentidos uno a uno.

          Brotan de mi epidermis agudas notas
          que se deshacen en un gemido, como de un sónar
          tratando de entremezclarse entre los silbidos
          de un viento mudo que se desliza por tus oídos

          Quiero llamarte a gritos y despertarte
          y abrirte mi alma por pusilánime que sea tu parte.
          Quiero cerrar los ojos y que no estés
          para descanso de mis demonios y de mi sed.

          Quiero volver a ser la que ya no soy,
          y destruir con mis propias manos lo que eres hoy
                  sin embargo,
          por mas que quiero no puedo dejar de mirar atrás
          y ver tu sombra que me persigue entre las demás.

martes, 11 de mayo de 2010

Una de rima

          Como últimamente la inspiración me persigue pero yo corro más que ella...voy a inclinarme por la poesía que a veces me visita. Aprovecho para decir que estoy muy agradecida a todos los que me leéis aunque no sea una autora constante.Tambien tenéis la culpa de ello, porque rara vez me siento a la altura. Lo escrito, muchos besos.

         Mi amor flota en una nube
         persiguiendo un reencuentro
         atisbando dia y noche
         por fugaz que sea el momento.

         Encadenada por fuera
         pero libre en pensamiento
         mi corazón galopa y espera
         por su establecimiento.
 
         El tiempo y sus avatares
         la vida y sus dentelladas
         nos han puesto a cada uno
         al otro lado de la plaza.

         Para añadir a mi ya, ruina,
         te veo bien acompañado
         y encima estar agradecida
         porque te tengan cuidado.

         No veo momento propicio
         no encuentro lugar alguno
         que nos haga al fin unirnos
         en un abrazo oportuno.

         Por desgracia he de vivir
         sometiendo esta pasión
         ahogando mis sentidos
         en mi desesperación.

        Ultimando los detalles
         de nuestro común futuro
         sueño castillos de aire
         y catedrales de humo.