miércoles, 17 de marzo de 2010

Inauguración

Estaba pensando como introducirme al mundo asomada desde esta ventana digital que nos puede hacer llegar a todos. Si lo piensas mucho te da miedo, como cuando tienes un hijo, sólo cabe pensarlo lo esencial, porque si no, no lo tienes. Nada tiene que ver una cosa con otra. Ni por asomo. Aunque para mí, escribir son pequeños partos cerebrales más o menos responsables, y relativamente peligrosos, porque lo escrito, consta, y se puede ser dueño y esclavo de tus palabras. Como me ponga muy profunda, no llego ni a la primera publicación.

Siempre he escrito mucho, en los diarios desde pequeña...¡Me han pasado tantas cosas!. Acabo de echarle una ojeada a uno de mis cuadernos y me hace gracia leerme, por lo exagerada, extravagante y extremista que soy escribiendo. Pero ahora que estoy cerca de una madurez incipiente, porque aun no la tengo plena, pienso que demasiado coherente y serena he sido por todo lo acontecido en mi vida y de la manera en que sigo digeriéndolo. Por muy optimísta que sea, porque gracias a mis genes tengo un humor casi imperturbable, contiúan los coletazos de las tragedias familiares por las que unos antes otros después todos pasamos, pero que en mi caso fueron en trepidante cadena cerniéndose sin piedad sobre mi adolescencia, haciéndome perder los trenes de ese momento. Pero por ser el primer día, no voy a recrearme en malos rollos, que yo soy una tía mu simpática, nada mártir y a la que no le gusta regodearse en las desgracias. Eso sí, me extiendo mucho.